CARAS VEMOS
Caras vemos es una expresión de uso popular, en la que la
frase se completa “caras vemos, corazones no sabemos” alusivo a los
sentimientos del otro, al hablar de sentimientos, hablamos también del pensar,
del como actuamos, de cómo realizamos tal o cual cosa o acto, esto nos lleva a
un razonamiento critico, un juicio que puede ser de ética y moral, es por eso
que la frase que menciona el titulo, alude y es usada también como una
advertencia hacia el otro individuo con el que interactuamos, una advertencia
que es una incógnita todo el tiempo, ya que no sabemos si es para bien o para
mal, el engaño de las caras que no muestran su sentir hasta no profundizar con
la persona.
Así pues, el retrato aborda una definición de lo que pudiera
ser el individuo, al menos, a primera instancia, en la imagen que refleja, este
nos puede dar pistas de su pensar, de sus acciones, o de su modo de vida;
lecturas sociales que se dan predeterminadas,
y que en ocasiones o en su gran mayoría pudieran ser erróneas.
Es por eso que al abordar a los personajes retratados, en
una experiencia personal, resulta interesante darse cuenta que, aquel que tiene
la cara tatuada, llena de líneas, aretes que le cuelgan de nariz y orejas expandiéndolas
de manera inusual, no sea una especie de extraterrestre trastocado, siendo incluso, una persona allegada a las
actividades artísticas locales; o que un cholo no sea solo un cholo que te
quiere vender hules para tu coche en el estacionamiento, sino que resulta estar
interesado para participar en una de serie de retratos, volviéndose una persona
accesible, e interesada en algo que resultara ser un proyecto artístico.
EL
PODER EL ROSTRO
A través
del tiempo se han realizado diversas representaciones del individuo y de esta
manera se ha involucrado El poder del rostro, se ha llevado a cabo:
El retrato de los intelectuales
El retrato de los nobles
El retrato de idealizado
En esta
serie propuesta por el autor acerca del sujeto, deriva por el interés de la
influencia de este en su contexto, como opera, como se presenta y hablando de
esta disciplina (la pintura), su posibilidad como medio, no sólo la
composición, el color o demás elementos del plano pictórico.
En
su trabajo Carlos Torres ha tomado como premisa, el dicho “Caras vemos"
y el significado que este puede tener (significa
que nadie sabe lo que hay en el interior de otro. Que a veces las cosas no son lo que parecen, y seguramente te
está diciendo que no te dejes llevar por cualquier cosa ya que pudieses
llevarte alguna decepción).
Por
otra parte, la frase funciona como juego, así como para advertirnos lo que ha
sido dicho (En la pintura, en el retrato). Puede funcionar también para saber que
ha sido indicado (En este medio y con este tipo de imágenes),
al igual puede ser incluido cualquier tipo de comentario, desde el más gracioso,
hasta el más serio. Así mismo, esta frase puede significar algo que no tiene
nada que ver con el sentido literal de lo que se ha dicho.
Por otra
parte, en la propuesta de Carlos en mi parecer, pueden distinguirse dos motivos fundamentales, el primero es, que el
hacedor de imágenes (en este caso pinturas) esté continuamente replanteando su
lugar, no sólo preguntándose el por qué sigue pintando, sino para qué y cómo
seguir haciéndolo siempre hacia una nueva definición de lo considerado en las
imágenes (pintura/retrato). Éstas representaciones de las
personas que Carlos ha llevado a cabo no para definir las cualidades ni las
condiciones morales del sujeto retratado, sino, para producir al menos en él,
una reflexión acerca de este quehacer, el pictórico y los alcances que este
tiene o puede tener.
El
retrato siempre tiene algo de íntimo y algo de público, una tensión entre
exponerse y distanciarse, se muestra y se oculta siempre algo. De este modo se
codifica y se corresponde la función en la sociedad con el modo de
representación, en que lo importante es el rostro y la mirada. Existe aquí un
mayor interés hacia la representación de los rostros anónimos, de cierta manera
la idealización o el embellecimiento no son necesarios.
En consecuencia, han surgido
innovaciones o maneras de representar, ésta digamos, es otra de ellas, al menos
en el trabajo de Carlos. Con esta pieza última, él juega con el espacio (aquél
que se genera en la pintura y el espacio/habitación aquí) incluyendo la
presencia física de la escultura. Por consiguiente, da mayor importancia a la
materia pictórica, juega con esta materia, para componer los rasgos como si
utilizara pinceladas pixeladas, el retrato se hace presente ahí exigiendo un
punto de verdad, a través de unos trazos básicos, en los que se reconocen la
boca, la nariz o alguna referencia particular, algo que permita aclararnos una
identidad. Carlos hace que el espectador mediante la contemplación reconfigure
la imagen. A través del palimpsesto y la metáfora; él posiblemente se lanza hacia
nosotros para preguntarnos qué puede ser pintura hoy. Sabemos que ésta siempre
ha estado ahí, como tradición, pero los diferentes sujetos (no todos) jugando
con sus propios límites proponen a ésta en un estado de constante renovación.
Tratando de hacer una definición en este caso, con la representación (que ya no
es única por cierto) de la identidad en el mundo contemporáneo.
En resumen: El retrato, presente
en todas las piezas, juega un papel importante en el desarrollo de la exposición,
está esencialmente vinculado a su potencial simbólico. Para ver el poder de la
cara, el rostro, seguramente para tratar de identificar las distintas funciones
asignadas al sujeto.
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